viernes, 30 de octubre de 2015

Algunos efectos de la contaminación acústica sobre la salud

La pérdida de audición es el resultado más generalizado respecto a una contaminación sonora excesiva. En parte constituye una consecuencia y una adaptación a los ruidos excesivos. Para evitar los daños físicos o el malestar psicológico que produce el ruido constante, el organismo se habitúa al mismo a costa de perder capacidad auditiva. Pero, como resultado, cuando no adopta una protección adecuada, se puede desarrollar una pérdida permanente de la audición. Existen trabajadores y trabajadoras que poseen más riesgos de perder audición como consecuencia de estar expuestos a ruidos muy fuertes.
Está demostrado que ruidos superiores a 90 decibelios experimentados de una forma habitual durante mucho tiempo producen la pérdida de audición. Sonidos menores pero continuados pueden dañar la salud del oído. Una exposición larga a sonidos con una intensidad superior a 90 decibelios puede producir pérdida de audición permanente. Igualmente una exposición continuada a sonidos de más de 80 decibelios puede producir los mismos resultados. También pueden producir pérdida de audición exposiciones de más de un cuarto de hora a 100 decibelios y de más de 1 minuto a 110 decibelios.
En enfermos con problemas cardiovasculares, arteriosclerosis o problemas coronarios, los ruidos fuertes y súbitos pueden llegar a causar hasta un infarto y en los enfermos de diabetes, la elevación del azúcar puede ocasionar estados de coma y hasta la muerte.
Con respecto a las reacciones del sistema circulatorio, una de las más frecuentes se produce en los vasos sanguíneos de los dedos que se tensan y en las sienes lo que puede ocasionar dolor de cabeza.


Entre las reacciones inmediatas al ruido están: la dilatación de las pupilas, la contracción de los músculos que se ponen tensos y dolorosos, sobre todo los del cuello y espalda, taquicardias, movimiento acelerado de los párpados que se cierran una y otra vez, agitación respiratoria y disminución de la secreción gástrica que dificulta la digestión, además hay una menor irrigación sanguínea y una mayor actividad muscular.

Contaminación visual, debe prevenirse.


La reglamentación vigente




La Subsecretaría Defensoría de Espacio Público es quien hace cumplir la reglamentación nacional y municipal que contiene a la publicidad exterior visual. En la actualidad la Ley 140 de 1.994 que tiene jurisdicción en todo el territorio colombiano y más específicamente el decreto Nº 1683 de 2003 que es del municipio de Medellín, son los encargados de “mejorar la calidad de vida de los habitantes de Medellín, mediante la descontaminación visual y del paisaje, la protección del espacio público y de la integridad del medio ambiente”. Juan Carlos Caicedo, funcionario de la Subsecretaría explicó que ellos no tienen competencia para decidir qué es y qué no es contaminación visual, pero pueden a la luz de las leyes quitar o no un aviso que no cumpla con las leyes antes mencionadas. “Los entes ambientales son quienes pueden dar cuenta de que es la contaminación visual. Por ejemplo un juez, en el caso de que se vaya hasta esas instancias alguna problemática por avisos publicitarios, puede decir que estos no cumplen con una de las leyes como su tamaño y mandarlo a quitar, pero ya decidir si es o no contaminación es muy difícil”. 

viernes, 23 de octubre de 2015

Efectos del ruido


La exposición continua al ruido puede ocasionar los siguientes problemas Extra auditivos

No están directamente asociados a la pérdida de la audición, pero si a la alteración  de  la  tranquilidad y bienestar de  las personas.
Estrés
Pérdida del sueño (insomnio)
Ansiedad
Depresión
Cambios en el comportamiento (conductas agresivas)
Baja Productividad 
La interrupción al estado de descanso en una persona, conlleva al no desarrollo de sus actividades diarias de la mejor forma, produciendo stress, afectando su concentración, su conducta personal y su memoria. Por consiguiente, es bien entendido que las personas que realizan actividades utilizando la memoria o haciendo uso de la misma son más eficientes que las personas que están sometidas al ruido, ya que esto lleva a la falta de concentración y fácil generación de ideas.
Con relación a los niños el ruido repercute negativamente en su desarrollo físico, mental, psicológico, evidenciándose específicamente en su aprendizaje, su desarrollo social.
Los sonidos que exceden los 85 decibeles pueden dañar el oído interno. Pero además, mientras más fuerte sean éstos, menor será el tiempo para la recuperación del umbral auditivo y para que este sentido se vea definitivamente deteriorado. La pérdida auditiva producida por ruido es acumulativa y nunca mejorará (Desviación Permanente de Umbral Auditivo). El oído tarda alrededor de 2 horas para recuperar la sensibilidad auditiva normal (Desviación Temporal de Umbral Auditivo) después de 1 hora de exposición a un ruido fuerte y prolongado (por ejemplo un concierto o un viaje en bus con el radio a todo volumen) y 36 horas en recuperar la misma, después de estar sometido a la agresión sonora en una discoteca. Por lo tanto, los niños mayores y los adolescentes deben ser advertidos de los peligros de la música a alto volumen y según los fonoaudiólogos, lo sano para el oído es entre 70 y 75 decibeles.
Por eso es necesario crear conciencia entre los capitalinos que esta contaminación auditiva es un factor de riesgo que afecta la salud de toda la población en general, lo cual hace necesario la implementación de medidas preventivas para disminuir la incidencia del ruido en las personas.

fuente: http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=45928

CONTAMINACIÓN VISUAL EN COLOMBIA

Muchas personas llegan a sus casas estresados, con dolor de cabeza, con cansancio en los ojos, entre otros síntomas. Es fácil identificar las preocupaciones laborales y personales y a ellas les atribuimos estas sensaciones, pero hay otras causas que a veces pasan desapercibidas y que también nos ocasionan problemas emocionales y físicos. Una de ellas es la contaminación visual, un fenómeno que solemos asociar con las ciudades pero que también afecta al campo. ¿Qué es la contaminación visual, cómo se manifiesta y de qué manera nos perjudica?
“Es fundamentalmente cuando una serie de elementos entran dentro del paisaje pero de manera desordenada, cas invasiva”. Esa es la definición de contaminación visual del arquitecto ecuatoriano John Dunn, que incluye el exceso de publicidad, que según la ley es el factor más importante y el único regulado bajo este concepto; pero también la basura en las calles; la presencia de habitantes de calle y de vendedores ambulantes; los edificios abandonados; los letreros o grafitis que no son expresiones artísticas; los carros mal estacionados y el cableado público.
Sin embargo, r la Ley 140 de 1994, en el caso colombiano, sólo considera dentro de la contaminación visual, el factor publicitario. William Molano, coordinador de Publicidad Exterior Visual de la Secretaría de Ambiente de Bogotá, explica que existen varios parámetros a los que se debe ajustar la publicidad exterior.
“Están enfocados a los lugares donde se debe ubicar la publicidad, los tamaños que debe tener, a la cantidad, los contextos donde se habilita hacer la publicidad y las formas. También se deben tener en cuenta algunos aspectos secundarios pero que también tienen relación con el concepto técnico como luminosidad, movimiento, color y contenido”, precisa Molano.
Sólo en Bogotá, se desmontan al mes entre 10.000 y 11.000 afiches, pendones, pasacalles y avisos que no cumplen con la normativa y se tramitan entre 1.000 y 1.200 solicitudes de registro.
La competencia de las autoridades en este tema es territorial, por eso es difícil armar un panorama de la contaminación visual en Colombia. Jorge Hugo Villa, subsecretario encargado de Espacio Público de Medellín, asegura que las principales infracciones en la capital antioqueña son el volanteo y el uso de publicidad en los postes de alumbrado público.
Las sanciones para quienes generan contaminación visual oscilan entre uno y 20 salarios mínimos mensuales legales vigentes, dependiendo del tipo de publicidad y de la infracción. Además, el contaminante debe pagar una tarifa de desmonte de la publicidad que incumple la normativa. Cabe aclarar que las autoridades pueden sancionar tanto al pautante como a la agencia de publicidad.
Pero la contaminación visual no es sólo urbana, el campo también es víctima de este fenómeno, como explica el Coordinador de Publicidad Exterior de Bogotá: “No es lo mismo controlar la publicidad en las ciudades que en el campo. En el contexto urbano uno ve unas condiciones de publicidad mínimamente reguladas pero apenas pasamos el peaje de salida de la ciudad vemos una proliferación y un desorden en la publicidad, que vale la pena preguntarse qué es lo que está pasando en estas zonas y territorios específicos”.
Adicionalmente, éste es un fenómeno que no sólo afea los espacios, también representa varios peligros para la sociedad. “Así uno pensara que la explosión de leyendas e imágenes no le hace nada a la salud humana, sí hace. Puede causar desconcentración en los ciudadanos al volante, por ejemplo; puede causar estrés y eso está comprobado en estudios internacionales; dolor de cabeza y puede predisponer a los ciudadanos a un efecto contrario al que quiere obtener la publicidad, puede generar prevención, apatía”, señala Molano.
Una encuesta de la Universidad de Nariño, asegura que el 24% de los ciudadanos siente tristeza como consecuencia de los avisos publicitarios y, aunque el 57% dice no experimentar ninguna sensación ante estos avisos, Jaime Luis Vargas, presidente de la Fundación Oftalmológica del Niño y el Adulto, cree que en muchos casos, el efecto se da de manera inconsciente.
Además, la contaminación visual genera problemas de convivencia. Así lo asegura Carlos Jiménez, investigador de la Escuela Bancaria y Comercial de México, quien señala que hay menores índices de tolerancia.
Pocas veces pensamos que el panorama que tenemos al frente es un paisaje contaminado, pero nuestra exposición diaria a él nos hace daño. Y si aún no están convencidos de la importancia de combatir la contaminación visual, concluyo con esta idea de la organización no gubernamental Página de la Vida: “Cuando una imagen supera el máximo de información que el cerebro puede asimilar, se produce una especie de estrés visual, el panorama perceptivo se vuelve caótico y la lectura ordenada del paisaje se hace imposible”
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